La parroquia El Vecino, según algunos moradores, está siendo invadida por la delincuencia, prostitución, microtráfico y bebedores crónicos, a pesar de que la Policía constantemente recorre la zona.

Jorge Herrera, representante del sector, comenta que los problemas que se han venido generando en el sector tienen mucho que ver con la inseguridad que existe en Cuenca. “Es entendible que no exista una ordenanza y que la ciudad ha crecido de manera desordenada y ha causa de eso estamos teniendo más inconvenientes dentro de la ciudad y en nuestros domicilios, pero debe hacerse algo”.
Dice que existe mucha permisividad por parte de algunos dueños de casa que permiten el arrendamiento a personas extranjeras sin solicitar documentos. “Está bien que vengan a trabajar, pero varias veces esa oportunidad que tienen de ingresar a nuestro país y ciudad es mal utilizado para hacer daño, los dueños de casa deben tener responsabilidad, a muchas personas no les importa y no tienen precaución”.
Recuerda que la Municipalidad de Cuenca tiene pendiente aún el tema de ordenanza y la reubicación de la zona de tolerancia, “tema que nos afecta a nosotros también porque estamos cerca de la Chola Cuencana, la Terminal Terrestre, donde son mal utilizados este tipo de actividades, mucha prostitución y droga, esas mismas personas llegan a arrendar en la parroquia”.

Otro de los problemas sería la venta de licor en tiendas, que según el morador, son cantinas clandestinas algunas de ellas.

“Es un problema grande en todo el sector, existen muchas tiendas supuestamente pero se dedican a ser cantinas y venden pequeñas dosis de licor de contrabando a estas personas que ya son crónicas, entonces es cuando empiezan a generar disturbios, piden dinero a las chicas para seguir bebiendo…”.

Respecto a la cámara de seguridad que está instalada cerca de la iglesia de San José, cuenta que desde que fue conectada no ha funcionado bien y hasta hoy no han dado una solución. “No hemos tenido los resultados esperados, y el botón de pánico no de activa”. Resalta que sí cuentan con la atención de la Policía Nacional pero la parroquia necesita más control.

Por su parte, Raúl Daza Jara, habitante del sector, manifiesta que están muy preocupados por la inseguridad y solicita a las autoridades atención. “Es algo que siempre hemos reclamado, la Policía no tiene las armas necesarias para tanta delincuencia, prostitución, microtráfico, no hay una ordenanza concreta sobre uso del suelo y hemos reclamado a los concejales que tomen cartas en el asunto y se ordene todo”.

Cuenta que a pesar de que la Intendencia ya ha actuado en las cantinas clandestinas, las tiendas vuelven a ofrecer el servicio.

“Existe mucha prostitución callejera, ellas tienen que subsistir pero eso genera un punto para que la delincuencia y microtraficantes se junten, algunas de ellas son vendedoras de droga y existen varias peleas, cuando se llama al 911 llegan muy tarde o no van”.

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